¿Os acordáis de esa época en la que las fotos del fotógrafo profesional eran las primeras que veían los novios tras la boda? Las fotos eran cosa del fotógrafo.
De hecho, uno de los puntos que los fotógrafos utilizaban para destacarse de la competencia (lo sigue siendo), era la agilidad a la hora de entregar el material.
Hacía el año 2007 o 2008, un nuevo jugador entró en escena. Cada invitado traía consigo una cámara de fotos: su smartphone. Horror.
Fotógrafos, ¿cuántas veces habéis querido literalmente matar a algún invitado porque teníais la foto perfecta y se han colado con un teléfono en la escena y os ha estropeado la imagen? ¿Y cuándo se te pega el cuñado a la sesión de fotos y va haciendo exactamente las mismas fotografías que tú? Y cuando digo que se te pega, es que lo tienes literalmente pegado a la nuca, con su teléfono de última generación a la altura de tu oreja, intentando conseguir el mismo ángulo que tú.
Es comprensible que los invitados quieran hacer fotos durante la boda, pero deberían entender que hay un profesional al que le han contratado por hacer esas fotos y permitirle hacer bien su trabajo.
Aunque después de que el fotógrafo haya editado sus fotografías será evidente la diferencia, y que fotos están hechas por el profesional y cuáles por el amateur, lo cierto es que la llegada de los smartphones ha estropeado un poco ese efecto sorpresa que experimentaban los novios cuando les entregaban su álbum.
EL FOTÓGRAFO DE BODA VS SMARTPHONES
Por supuesto, no podemos evitar que los invitados hagan fotografías durante la boda, pero hay algunas soluciones que podéis llevar a cabo para hacer el trabajo más fácil y seguir impresionando a vuestra pareja:
- Habla con los novios antes de la boda, a ver que opinan de hacer una “boda desconectada”. Esto es, pedirles a los invitados, que, al menos durante la ceremonia, no hagan fotos, porque ya hay un profesional encargado de ello. Los chicos de Bodas de Cuento publicaron hace ya unos años un post donde explicaban muy bien en qué consiste, lo puedes leer aquí.
- Si tenéis tiempo reservado tras la ceremonia para una sesión de pareja, recuérdales que lo ideal es que estéis solo vosotros y el videógrafo, si lo hay. Pídeles intimidad, hazles ver que de esa forma estarán más relajados que si tienen un montón de personas haciendo de paparazzis a su alrededor. De esta forma, te aseguras de que esas fotos sean únicas.
- Para no perder el efecto sorpresa, edita 10 fotos para compartirlas con ellos durante las 24 horas siguientes a la boda. La mayoría no se lo esperan y estarán encantados de ver ese sneak preview incluso antes de irse de viaje de novios.
Fotógrafos de bodas, si estáis leyendo este post, ¿qué otros trucos tenéis para que no os invadan durante vuestro trabajo?
2 respuestas
Me parece un artículo interesante pero como suele ocurrir, no lo leerá quien motiva el argumento y por ello seguirá ocurriendo.
Desde hace unos años que los invitados hacían las fotos con su móvil, primero fueron los atrevidos, luego ya se atreven todos, pero poco antes fue el cuñado o el hermano o el primo o el amigo con compacta de última generación y casi a la par que habían estado con reflex domesticas y les daba igual que les dijeran que no iban a pagar por foto, que los novios las tendrían todas, y en parte les entiendo porque antes de dedicarme yo era uno como ellos, me recuerdo más respetuoso y menos molesto pero quería tener mis fotos en vez de esperar medio año a que los recién casados nos avisaran de que ya tenían las fotos del profesional.
El tiempo es una guerra perdida, por más rápido que vayamos, la pareja ya desde durante la boda esta recibiendo las fotos de los invitados porque son muchos más, lo hacen libre y por diversión y para ellos cualquier foto está bien, además no revelan digitalmente, no procesan ni retocan ni entregan en gran formato o creativas, disparan y comparten, no podemos ganarles y no van a dejar de hacerlo aunque lo pidan los novios porque no podrán evitarlo y con solo que se atreva uno se lanzan los demás.
Casi diría que ahora la sorpresa se la lleva la pareja meses después, a partir de dos meses ya no tienen fresca la boda, tampoco las fotos de los invitados, además ya habrán experimentado la perdida de calidad cuando han querido tener sus primeras copias impresas de móvil o cámara de aficionado, de tal manera que al llegarles las nuestras es cuando ven claramente la diferencia y disfrutan de ese beneficio.
Creo que lo máximo que podemos aspirar a conseguir es a que por recomendación nuestra a los novios y de estos a sus invitados bajo amenaza de que quizás estropeen nuestras/sus fotos, no se metan en medio con móviles o cámaras, que no disparen flash, que sepan que tendrán todas las fotos porque va incluido en el precio, que sepan que pueden pedir las fotos que sean y luego no pasarnos de esos dos meses de tiempo de entrega máximo y ¿algún adelanto tipo sneak preview? tiene su momento de satisfacción para ellos pero quizás quite expectativa y sorpresa y por otra parte depende como trabajes luego las fotos no es tan fácil procesar solo 10 fotos, has de procesar las 1000 o 2000 que hayas hecho, escoger algunas, anotarte que le aplicas a esas para luego cuando puedas trabar ese reportaje que no desentonen con las avanzadas.
todo tiene su pro y su contra 😉
Hola Ángel,
Gracias por tu reflexión y son muchos los fotógrafos que opinan como tú. ES una lucha constante y que será difícil de quitar, pero siempre nos quedará el consuelo de que los novios decidan hacer una boda ‘NO PHONE’ 😉